Monasterio relacionado con las desamortizaciones del siglo XIX

El impacto de las desamortizaciones liberales en el viñedo español del XIX

Durante siglos, los monasterios y los conventos fueron centros neurálgicos de la viticultura hispana. Su papel en el cultivo de la vid, la elaboración del vino y la conservación del conocimiento agrícola fue determinante para el desarrollo del viñedo en buena parte de la península.

Pero en el siglo XIX, las desamortizaciones alteraron de manera radical ese equilibrio, transformando el paisaje, el sistema productivo y la estructura social asociada al vino.

Los frailes habían impulsado la viticultura desde la Edad Media. Sus monasterios funcionaban como espacios de experimentación agrícola, donde se combinaban la observación, la copia de manuscritos y la práctica cotidiana del cultivo. El vino era indispensable para la liturgia pero también para la alimentación, el comercio y la vida comunitaria.

Muchas regiones vinícolas actuales conservan todavía la huella de estos centros religiosos en sus topónimos, parcelarios y tradiciones locales.

La desamortización de Mendizábal, primero, y la de Madoz después, cambiaron de forma abrupta esta realidad. Al expropiar y subastar los bienes eclesiásticos, miles de hectáreas de viña quedaron en manos de particulares o de grandes propietarios que buscaban rentabilizar sus nuevas posesiones.

El resultado fue una redistribución desigual que favoreció la concentración de tierras en pocas manos y la desaparición de prácticas agrícolas monásticas que habían perdurado durante siglos.

La pérdida de los conocimientos técnicos de los frailes fue uno de los efectos menos visibles aunque más profundos. Con el cierre de monasterios y conventos, se interrumpieron redes de transmisión del saber que incluían desde la gestión de los viñedos hasta técnicas de elaboración y conservación del vino. Muchos de estos conocimientos sobrevivieron de manera fragmentaria. Ahora bien: la continuidad institucional se quebró.

El impacto también fue económico y social. En algunas zonas, las nuevas estructuras de propiedad impulsaron la modernización: introducción de cepas mejor adaptadas, mejoras en la comercialización y expansión de mercados. En otras, sin embargo, el fin del modelo monástico supuso un deterioro del paisaje agrario y un descenso de la producción. El mapa vinícola español del siglo XIX se rediseñó entre oportunidades y pérdidas, con efectos que todavía pueden rastrearse hoy.

La paradoja de las desamortizaciones es que, mientras buscaban dinamizar la economía, provocaron la desaparición de una de las instituciones que más había contribuido a la cultura del vino en España. La huella de los frailes permanece en documentos, rutas históricas, edificios y prácticas tradicionales, recordando la importancia que tuvieron para sostener, durante siglos, la memoria agrícola y vinícola del país.


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Historias del vino – El vino de los frailes y las desamortizaciones del siglo XIX
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