El vino en la Real Armada española fue mucho más que una ración alimentaria: se convirtió en un elemento clave para la salud, la disciplina y la convivencia a bordo de los grandes navíos del siglo XVIII. En una vida marcada por la humedad, el hacinamiento y las travesías interminables, esta bebida cumplía funciones que hoy asociaríamos a la logística, la medicina y la psicología del viaje.
Las condiciones de vida en los barcos distaban de la imagen romántica transmitida por la literatura. La marinería dormía en espacios mínimos, casi siempre bajo cubierta, sin luz natural y expuesta a un ambiente insalubre. El agua almacenada se degradaba con rapidez, y su consumo podía causar enfermedades. Por ello, el vino se convirtió en un sustituto seguro, estable y nutritivo.
Cada marinero recibía una ración diaria que no solo ayudaba a combatir el deterioro del agua, sino que aportaba calorías, confianza y moral, factores esenciales en expediciones que podían durar meses. El vino servía también como elemento de cohesión, acompañando celebraciones, ascensos o momentos difíciles de la navegación.
Sin embargo, este consumo estaba estrictamente regulado. El exceso podía poner en riesgo la obediencia y la seguridad del navío, de modo que la disciplina naval comprendía también el control del alcohol. El vino era, por tanto, un instrumento de equilibrio: apoyo emocional y nutricional, pero también símbolo de autoridad.
El abastecimiento de la Armada generó redes económicas que beneficiaron a regiones productoras como Andalucía, La Mancha o el Levante. Bodegas y comerciantes se convirtieron en proveedores habituales del Estado, consolidando vínculos que influyeron en la expansión del vino español más allá del entorno marítimo.
La presencia del vino en la vida naval ilustra hasta qué punto esta bebida fue un pilar del mundo hispánico: un recurso práctico, un símbolo social y un puente entre tierra firme y alta mar. Su historia en la Armada revela cómo incluso los océanos se navegaban con vino.
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Historias del vino – Vino y marineros: la bebida imprescindible en la Real Armada
